A partir de alrededor de los veinticinco años, la piel empieza a envejecer. El tejido conectivo acumula menos humedad y frena la producción de células. Las arrugas son la consecuencia de la menor elasticidad de las fibras de la dermis. La tonicidad de los tejidos disminuye a causa de las fibras de colágeno.
Los efectos son especialmente evidentes en la cara. Aparecen así las conocidas arrugas nasolabiales, la caída de mejillas, la papada, las arrugas de la frente y las pequeñas arrugas alrededor de la boca, en las mejillas y en el contorno de los ojos. Si se estimulan en profundidad mediante ondas acústicas, los fibroblastos reactivan la producción de colágeno y elastina.
La renovación celular se reactiva, la densidad y la elasticidad cutáneas mejoran y la piel tiene una apariencia más lisa y tónica. Es un tratamiento excelente para la piel de la cara y la barbilla.